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Columna de Hernán Araneda, Gerente de Desarrollo Humano Fundación Chile.

La interrupción educativa que desencadenó el Covid-19 ha impactado a un número de estudiantes sin precedentes a nivel mundial (1.600 millones), aumentando la brecha educacional al dejar atrás a muchos alumnos, que no tienen acceso a un computador o carecen de conexión a internet. El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó que si el retorno a clases presenciales no ocurre pronto, las consecuencias serán catastróficas, revirtiendo décadas de progresos educativo en muchos países.

Pero, ¿qué ha pasado con los docentes, los otros profesionales de la primera línea en esta crisis, que debieron adaptarse en un tiempo récord a metodologías de enseñanza a distancia, no contando muchas veces con herramientas para ello ni la necesaria adecuación de los contenidos. Desafiados a enfrentar un año escolar marcado por la incertidumbre, ¿cuál es el impacto generado a nivel personal? ¿Cómo han sorteado el formato de teletrabajo?

Un estudio sobre engagement y agotamiento en las y los docentes de Chile de gran alcance (2.657 encuestados), realizado por Fundación Chile el pasado mes de julio, exploró el impacto de la adaptación al formato de enseñanza remoto en el bienestar de los docentes, revelando un nivel promedio alarmantemente bajo de engagement en comparación con el Benchmark Anual 2019 y la medición realizada en abril pasado, ambas construidas a través de distintos perfiles de trabajadores. El engagement laboral, o estado de activación positiva caracterizado por altos niveles de energía, entusiasmo y la sensación de estar inmerso en el trabajo es un buen indicador del grado de bienestar en éste. Los resultados bajos, en cambio, pueden tener claras implicancias para la proactividad, creatividad, desempeño y productividad de las personas.

De igual manera, el estudio reveló un alto nivel de agotamiento, sensación de desgaste y fatiga crónica asociado al estrés, en comparación a los resultados del Benchmark 2019 (2,61) y la medición Covid 2020. Es sabido que altos niveles de agotamiento durante períodos sostenidos de tiempo pueden llevar a las personas a expresar sintomatología clínica asociada al síndrome del Burnout, reflejado en agotamiento crónico, pérdida de eficacia personal y desconexión de los objetivos laborales.

Es importante considerar que este nuevo contexto ha involucrado un alto nivel de presión adicional para los docentes, causado por el estrés tecnológico y la incertidumbre respecto a las dificultades domésticas de los alumnos, así como también el avance de la pandemia, las dificultades del aislamiento y la salud de sus seres queridos.

Un dato no menor que arrojó el estudio es que solo el 34,5% de los docentes encuestados siente que ha recibido suficiente capacitación y/o apoyo para el uso de herramientas tecnológicas (TIC) para el proceso educativo.

El manejo inadecuado de las emociones aparece como uno de los principales factores que gatillan el agotamiento en las/os docentes. Esto da cuenta de que las actuales condiciones del teletrabajo en el contexto pandemia están causando un malestar profundo en las personas, donde hay una falta de herramientas personales para enfrentarla. Frente a este escenario, resulta fundamental formar a los equipos de trabajo en técnicas de autocuidado y de recuperación efectiva, de modo de asegurar un máximo aprovechamiento de los tiempos de descanso, dado que la existencia de espacios de desconexión y relajación son pilares básicos para una recuperación efectiva del desgaste laboral. En este sentido, resulta crítico avanzar hacia dinámicas educativas que visibilicen este aspecto y favorezcan la contención necesaria.

Por otra parte, quienes pertenecen al género femenino y tienen niñas/os en el hogar, reportaron mayores niveles de agotamiento. Lo anterior muestra que los patrones culturales asociadas al género continúan replicándose en el contexto de teletrabajo y distanciamiento físico forzoso, generando una sobrecarga relacionada al cuidado de menores.

Si pensamos que la mayoría de quienes ejercen la profesión docente son mujeres (73%), nos encontramos con un tema importante de abordar como sociedad, no solo desde el sistema educativo.

Estos datos muestran el importante efecto de la situación actual sobre la labor de docentes y las dificultades que han debido enfrentar para adaptarse a una modalidad de enseñanza más desafiante y exigente. Si bien distintos tipos de profesionales han debido hacer esta adaptación, pareciera que el efecto ha resultado ser más profundo para el grupo docente.

*Columna publicada en La Tercera 01/09/2020.